miércoles, 4 de marzo de 2015

Una pedida familiar y cuidada al detalle

¿Parará algún día de llover? supongo que es lo que nos preguntamos todos los que vivimos en Asturias. 

Para alegrar estos días lluviosos y con poca luz, vengo con otra ceremonia. En este caso un acto que antecede a la boda y que muchos novios celebran en sus casas con carácter previo al gran día. La pedida.


La tradición marca que la pedida debe celebrarse en casa de la novia, y se trata de un acontecimiento íntimo y familiar al que solo debe asistir un círculo muy cerrado de personas: padres hermanos y futuros novios. 
El objetivo es reunir a las dos familias y ultimar los preparativos de la boda.

La pedida de mi prima Paula y Guille se celebró el pasado 21 de febrero y tuvo lugar por la noche en casa de la novia. Por la mañana, tal y como marca la tradición, el novio le envió un ramo de flores.


Y aunque fue el más importante, ¡no fue el único! esa mañana la casa se llenó de centros florales de un montón de amigos y familiares,





Hubo uno que también fue muy especial para Paula, el enviado por María, la hermana de la novia. 


La novia, Paula, optó para la ocasión por una pantalón de terciopelo y un jersey ligero en color negro, de una Pop Up de Madrid; y su hermana María lucio un vestido de Cosette Madrid. 


La preparación de cóctel corrió a cargo de la madre de la novia, quien demostró ser una verdadera artista ya que degustaron copa de crema de andaricas, bombones de salmón y jamón, chupitos de crema de berenjena y mermelada de tomate, vasos de pulpo con espuma de puré de patata, piruletas de parmesano y almendra, hojaldre de jamón y queso, embutidos y quesos asturianos. Para el postre, tarta de queso, tocinillo de cielo y crema de limón. (De la tarta de queso puedo dar fe que marca tendencia, ¡la hace impresionante!)



Cada bandeja iba identificada con unas tarjetas realizadas por "La Casita de Calista".




La mesa del cóctel estaba situada en el salón, vestida con un mantel herencia de la abuela materna, hecho a mano y con más de 30 años de antigüedad al que le tienen mucho cariño. 



La mesa baja del salón también sirvió como apoyo, e invitó a la conversación entre los familiares. Sobre la mesa dos bomboneras de cristal (Equinoccio, León) con paniculata en su interior y uno de los centros de flores recibidos esa mañana. 



La entrada al salón estaba decorada con faroles y velas; y en el baño copas de cristal con flores, cestos con toallas y una estrella llena de estatice completaban una decoración cuidada al detalle por la madre de la novia. 



Los invitados se llevaron un corazón aromático con cerámica (de Equinoccio, León).  

La noche fue muy especial para todos; una celebración que terminó en el Club de Tenis de Oviedo.
Ahora...¡a esperar por el gran día! ¡¡¡Felicidades!!!




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